¿De qué estamos hechos?

Su corazón latía con tanta fuerza que parecía ser el motor que impulsaba toda su vida, en ese momento sintió que su existencia cobraba un sentido más profundo y lleno de pasión.

El motor era su corazón, impulsando cada latido de su vida con tal fuerza que era imposible la emoción de cada giro y revolución que le brindaba la existencia.

Gasolina que corre por sus venas como la sangre en un cuerpo, siempre lista para alimentar su espíritu aventurero y su ser de libertad.

Ruedas girando al ritmo de sus piernas, avanzando hacia delante, dejando atrás el pasado y abrazando el futuro con cada pedaleada.

Filtro de mi vida, filtrando las experiencias amargas y las dificultades del camino, manteniéndome alejados de ellas y permitiéndome avanzar sin contaminar mis riñones emocionales.

Volante, la vida está en nuestras manos, y aunque no podamos controlar todas las curvas y obstáculos que encontremos en el camino, tenemos el poder de decidir nuestra dirección y destino final.

Espejos son los ojos que nos reflejan nuestro ser interior.

Paciencia es frenar el impulso de la prisa, para alcanzar la meta si tropiezas.

Ventilador mecía suavemente el aire, trayendo alivio al cuerpo sudoroso que yacía en la cama.

*Cartel elaborado por el alumnado de la UFIL San Ramón (perfil de Automoción I).

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